Aprende a crear tu propio rincón verde paso a paso y disfruta de todos sus beneficios.
¿Por qué vale la pena hacer un huerto en la ciudad?.
¿Pensabas que por vivir en un pequeño piso en el lugar más transitado de la ciudad no podías tener tu huerto? Hoy en día es más que posible crear un pequeño espacio verde en tu vivienda y disfrutar de los beneficios de la naturaleza en tu balcón o incluso en tu ventana.
Y es que tener un huerto significa conectar con el medio natural aunque vivamos rodeados de edificios y cemento. De hecho, es así como habita la mayoría de la población en los países desarrollados y no por ello hemos de renunciar a tener nuestra pequeña cosecha.
Mantener un huerto es mucho más fácil de lo que crees. Como todas las cosas, requiere dedicación, habilidad y un poquito de creatividad, que tendrás que poner en marcha para aprovechar al máximo el espacio. También es importante que sepas bien qué quieres plantar y cómo hacerlo.
¿Qué te puede aportar?
El cuidado de un huerto te aportará muchos más beneficios de los que te imaginas. Además de ser un gran entretenimiento, tu propio huerto te ayudará a mejorar tu alimentación e inculcar a los tuyos valores de responsabilidad y de trabajo colectivo. A estas ventajas o beneficios, se suman los siguientes:
• Un huerto le dará un toque natural a tu hogar y será un pequeño pulmón en medio de un entorno urbano, caracterizado por el cemento, el asfalto, los vehículos y la masificación.
• Te ayudará a hacer frente al estrés, las preocupaciones, el trajín diario y las prisas constantes de la vida en la ciudad mediante una actividad relajante y creativa.
• El factor educativo de los huertos también es muy importante. Podrás aprender y si tienes hijos, te servirá para enseñarles el ciclo de la vida de los vegetales, la relación entre los seres vivos y los cuidados que requiere cada tipo de cultivo. Sabiduría compartida con tus seres queridos.
Todos los pasos que debes seguir para crear tu propio huerto
1. Elementos básicos
El espacio: ¿cuál es el lugar ideal para situar un huerto?
La esencia de los huertos es que se adaptan a cualquier sitio, por pequeño que sea, por eso has de aprovechar al máximo el espacio. El único requisito indispensable es que el lugar que escojas tenga una buena iluminación, tal y como te explicaremos en el siguiente blog. Así, si cuentas con una terraza de dimensiones reducidas, tu mejor opción es plantearte un huerto en altura o elevado, es decir, crear tu cosecha en una mesa de cultivo o en recipientes elevados de diferentes tamaños. De esta manera, lo podrás hacer de manera mucho más cómoda y evitarás cultivar en el suelo, que es más costoso e incluso menos limpio. Hoy en día, tienes infinidad de recipientes y mesas, de todos los tamaños y modelos.
Si en vez de terraza tienes un balcón, que suelen ser un poquito más pequeños, no lo dudes: huertos verticales. Son una solución innovadora y muy funcional que es perfecta para las plantas ornamentales, las medicinales, las aromáticas, las hortalizas e incluso para los pequeños árboles frutales. Los huertos verticales también son ideales si quieres cultivar en estancias interiores.
Si no tienes ni terraza ni balcón y tu única opción son las ventanas, no te preocupes porque también tienes solución. Si tienes ventanas grandes, puedes agudizar tu ingenio y crear una estructura vertical para situar los cultivos. Las pequeñas jardineras o las tradicionales macetas te permitirán crear pequeños y acogedores espacios idóneos para cultivar plantas aromáticas.
La luz: la esencia de tu huerto
La luz es básica para que tu huerto sobreviva. Como ya sabes, sin la luz solar las plantas no pueden realizar la fotosíntesis y por tanto, se quedan sin su energía. Además de que el lugar que elijas para establecer tu huerto
tenga bastantes horas de luz solar directa, también es importante que la orientación sea sur o suroeste y que las sombras sean las mínimas.
El sustrato: el alimento básico de tu cultivo
El sustrato no es otra cosa que la tierra que vas a utilizar para cultivar tus plantas. La elección de un buen sustrato es fundamental para que tu cultivo tenga todos los nutrientes necesarios y pueda crecer fuerte y sano. Así, el sustrato adecuado será el que te asegure:
• Sujeción
• Acceso del oxígeno a las raíces
• Retención adecuada de humedad
• Nutrientes
El agua: los sistemas de riego más eficaces
Cuando comiences a cultivar tu huerto, has de estar muy pendiente del riego, ya que puedes caer en el error de excederte. No te preocupes, ¡es algo muy habitual cuando no tenemos experiencia! El agua en demasía puede provocar que se eliminen los nutrientes y que, por tanto, las plantas se queden sin sus alimentos. La clave está en mantener una humedad constante y ajustada a la época de año y esto se puede lograr:
• Regando de forma manual con una regadera en huertos de 3 o 4
macetas.
• Instalando un sistema de riego por goteo con un programador en
huertos de mayor tamaño.
• Utilizando jardineras con autoriego, que tienen un depósito de agua
en la parte baja que mantiene el sustrato constantemente húmedo.
El cultivo: ¿semillas o brotes?
Otra decisión que deberás tomar cuando comiences a poner en marcha tu huerto urbano, además de elegir qué quieres plantar, es escoger entre semillas o brotes. Si eliges las semillas, verás el proceso de germinación al completo. Es más laborioso y delicado, así que a la hora de hacer trasplantes tendrás que ir con más cuidado.
Algunas especies son muy resistentes al trasplante, por ejemplo la lechuga o las coles. Otras plantas como la sandía o el pepino son más sensibles al trasplante y pueden dañar muy fácilmente las raíces. Los brotes, por el contrario, son las plantas en su primera fase de vida, así que parte del proceso de germinación te lo ahorras. Simplifica mucho las tareas, aunque se pierde parte de la magia de ver crecer tu cultivo.
2. Las tareas: siembra, trasplante y cosecha
Una vez tengas todo el material preparado y escogido el espacio adecuado, es momento de ponerse manos a la obra y comenzar a darle vida a tu huerto.
La primera tarea es la siembra, que la podemos hacer en un semillero. De esta forma se logra una siembra protegida que aumenta mucho las posibilidades de éxito. El proceso de siembra en semillero se divide en dos fases: cultivo y trasplante al recipiente final. Los primeros brotes te indicarán el momento ideal del trasplante, que es aconsejable realizarlo de la siguiente manera:
• Regar un poco el conjunto de raíces y la tierra para que salga más fácilmente. Con algunas plantas como el pepino hay que tener especial cuidado.
• Al plantar en el recipiente definitivo es conveniente aplastar un poco alrededor del tallo para que no quede una bolsa de aire entre las raíces
y la tierra.
• El primer riego tras el trasplante ha de ser abundante para que se asiente el sustrato. Tal y como hemos apuntado anteriormente, hay algunas especies muy sensibles a la hora de trasplantar, por eso es mejor hacer la siembra en el recipiente definitivo para asegurarte que tu planta sobrevivirá.
La cosecha es la parte más divertida y agradecida del trabajo en el huerto, pero es muy importante elegir el momento más adecuado para recolectar. Un indicador es cuando lo frutos estén maduros en el caso de los tomates, aunque los pepinos hay que cogerlos antes de que maduren y formen la semilla.